Tomado de Carmack (2001)
Leer más: Esclavos en el Quiché AntiguoLos esclavos formaban el otro estrato de la estructura de castas de Q’umaraq Aj (Utatlán). Un vocabulario esclavista bien desarrollado en los documentos atestigua la importancia y la antigüedad de los esclavos en la ciudad de Utatlán. El término general, munib, esclavos cautivos, se aplicaba a los siervos domésticos de los señores, hombres y mujeres; y en algunos casos contados, de los vasallos. Probablemente, cada señor de Utatlán tuvo por lo menos unos pocos esclavos domésticos. Ellos molían, cocinaban, servían la comida, recogían leña y hacían los mandados a las residencias señoriales. Algunos esclavos consiguieron cierta libertad de acción, y la palabra munib, connotaba a aquellos que desobedecen, que no hacen lo que se les dice (de Vico, n.d.).
Representación de un tzompantli (estante para cráneos), tomada del manuscrito azteca del siglo XVI, Códice Durán.
La esclavitud era en Utatlán una institución compleja, pues los esclavos eran reclutados de diferentes maneras, y podían estar en fases alternas de servidumbre. Los capturados en guerra eran kana’, los que han sido ganados (de Vico, n.d., cf PLFM 1996 kanab), por analogía con los venados y otros animales cazados. Algunos de ellos tendrían que ser sacrificados como ofrendas al dios de la guerra, así como debían presentarse ofrendas al patrón de los animales después de una cacería exitosa. Los cautivos que eran llevados a Utatlán, arrastrados de un lugar a otro, eran llamados teleche (Sáenz, 1940; PLFM, 1996). Aún los k’iche’ Iloqab que trataron de sobreponerse al gobernante (K’otuja) de Utatlán fueron llevados allí como teleche (Villacorta, 1962: 328-29).
Una vez en el poblado, los prisioneros eran destinados a ser sacrificados, o a ser esclavos domésticos (munib). Otro término utilizado en las fuentes para referirse a los esclavos es tz’i’, perros, probablemente se reservaba a los cautivos que iban a ser sacrificados. El perro, la otra ofrenda aparte del ser humano de valor supremo para las deidades k’iche’. Generalmente, solo los señores cautivos eran sacrificados, mientras que los vasallos prisioneros eran relegados a la esclavitud (munil). Los cadáveres de los señores sacrificados eran comidos, y de este modo, su poder sagrado podía ser asimilado por los señores de Utatlán. Sus cabezas eran empaladas en el tzumpan, poste para colgar cráneos, del náhuatl tzompantli (Título de Totonicapán, n.d.; Las Casas, 1909:468)
Además de originarse a partir de vasallos prisioneros, los esclavos domésticos (munib), provenían de criminales castigados con la esclavitud, de vasallos pobres vendidos por sus parientes o señores, vasallos que se casaban con esclavas, de esclavos comprados en el mercado, y de hijos de esclavos (Las Casas, 1909:616-18). Al parecer, aquellos eran vendidos como esclavos, que se casaban con esclavos o que habían sido esclavizados por crímenes, provenían del mismo sector de los vasallos pobres. Se les llamaba itz winaq, gente mala o baja. Los que nacían en esclavitud llevaban el estigma adicional de alabitz, los malnacidos (de Vico, n.d.; de Coto, n.d.; Sáenz, 1940).
Los esclavos tenían algunos derechos ante la ley, y podían casarse legalmente entre sí. La fornicación y adulterio con ellos estaba prohibido, y ese último podía merecer castigos muy serios. Sin embargo, sus amos tenían derchos virtualmente absolutos sobre ellos, incluyendo el acceso sexual a la esclava soltera. Además, los esclavos podían ser sacrificados en cualquier momento, aunque generalmente se compraban víctimas especiales con ese propósito. Los esclavos también eran sacrificados al morir sus señores, como sirvientes para la vida después de la muerte, y durante los numerosos rituales del ciclo ceremonial. Cuando se trataba de ceremonias principales, a los esclavos que iban a ser sacrificados se les permitía pasear por el poblado, con vigilancia, comer en palacios y residencias; y en general, ser tratados con fineza y generosidad. Sin embargo, el día de la celebración, eran reunidos y llevados del pelo a los recintos del templo donde se les extraía el corazón para ofrendarlo a los dioses. Sus cuerpos no eran comidos, pero sus cabezas probablemente eran empaladas en el tzumpam.
Bibliografía:
Carmack, Robert, M.
2001 Kik’ulmatajem le K’iche’aab’: Evolución del Reino K’iche’, pg 182-83. Guatemala: Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco.
Casas, Bartolomé de las
1909 Apologética Historia de las Indias (dos tomos). Madrid: Nueva Biblioteca de Autores Españoles, Vol. 13.
Coto, Thomas de
n.d. Vocabulario de la lengua cakchiquel y guatemalteca (c. 1690). Original manuscript on deposit: American Philosophical Society, Philadelphia.
Proyecto Lingüístico «Francisco Marroquín»
1996 Diccionario K’iche’ (reimpresión 2005). Antigua Guatemala: Cholsamaj.
Sáenz de Santa María, Carmelo
1940 Diccionario Cakchiquel-Español Guatemala: Tipografía Nacional.
Título de Totonicapán
n.d. Original Quiché of the Título de Los Señores de Totonicapán, 31 folios. Ms. Copy in possession of R.M. Carmack, SUNY Albany.
Vico, Domingo de
n.d. Vocabulario de la lengua cakchiquel y quiché (c. 1555). Original manuscript, Newberry Library, Chicago.
Villacorta, José Antonio
1962 Crestomatía Quiché. Centro Ed. «José de Pineda Ibarra», Ministerio de Educación Pública, Guatemala.